Los fabricantes tradicionales han tardado en apostar de manera definitiva por el coche eléctrico, pero ya lo han hecho «poniéndose las pilas» en el ámbito de la innovación tecnológica.
Aunque algunos como Renault o Nissan fueron pioneros con modelos como Zoe o Leaf, los duros inicios abriendo camino hicieron surgir dudas que dieron alas a nuevos jugadores como Tesla u otros fabricantes chinos. Estos nuevos jugadores, a pesar de haber llegado después, han hecho muy bien los deberes y han adquirido una posición dominante en el panorama actual de la industria. A veces es mejor ser el segundo que el primero.
A pesar de los titubeos iniciales, ya parece haber avances prometedores que pueden permitir a la industria europea recuperar su competitividad en la escena global. Los grandes fabricantes tradicionales saben muy bien lo que es hacer coches, y por mucho que los haters del coche eléctrico se empeñen en llamarlos «lavadoras con ruedas», siguen siendo coches y en términos de «know-how» hay muchos años de experiencia acumulados sobre los que construir y mucha necesidad de innovación tecnológica.
Ya hablamos en otro artículo de los avances que ya estaban haciendo algunos de estos fabricantes europeos, pero en este caso nos gustaría traer la atención sobre dos avances relevantes que se han anunciado esta última semana:
Sexta generación de baterías, otra innovación tecnológica en BMW
Mencionábamos en la introducción Renault Zoe y Nissan Leaf y no sería justo obviar lo que supuso el BMW i3, una apuesta interesantísima que además tuvo la osadía de incorporar una versión de autonomía extendida.
BMW ha anunciado que ya se empiezan a ver los frutos de su trabajo con las primeras muestras de celdas fabricadas en su Centro de Competencias en Fabricación de Celdas (CMCC por sus siglas en inglés) en Parsdorf. Estas celdas serán las que se montarán en su «Neue Klasse» a partir de 2.025.
Sus celdas tendrán un diámetro de 46 mm, con dos diferentes alturas de 95 y 120 , trabajarán con un voltaje que pasa a ser de 800 voltios, tendrán más níquel y menos cobalto y podrían conseguir mejoras de un 30% en en autonomía y velocidad de carga (carga de batería del 10 al 80%).
Estas innovaciones parecen compatibles con el desarrollo de baterías de Estado sólido, otra línea de innovación en la que BMW anunció que estaba trabajando en asociación con Solid Power a finales de 2.022.
Una de las grandes ventajas de Tesla respecto de sus competidores es sin duda la integración vertical en muchos aspectos: software, cargadores, fabricación de baterías, … Esta integración vertical esta llevando al fabricante americano al desarrollo de celdas propias, no cediendo todo el «know-how» a terceros y asegurándose un mayor control sobre esta pieza fundamental de sus coches eléctricos.
BMW parece haber entendido perfectamente el camino con el desarrollo de su propia tecnología en baterías y esperemos ver muy pronto el resultado.
Renault, innovador motor eléctrico en colaboración con Valeo (E7A)
Por su parte Renault anunciaba, también esta misma semana, otro interesante avance en otro importante componente del vehículo eléctrico, en este caso, el motor.
De la mano de Valeo, un referente global de la industria de componentes, tendrá disponible a partir de 2.027 un motor de 200 kW de potencia que funcionará con un voltaje de 800 voltios. Utilizará un rotor bobinado, en lugar de imanes permanentes, lo que permitirá reducir la dependencia de países productores de tierras raras e imanes, lo que supone un importante avance medioambiental, será más compacto (30% respecto de diseños actuales), más ligero y con una huella de carbono un 30% menor.
Mientras que Renault se ocupará del desarrollo del rotor, Valeo se ocupará del Estator, un interesante enfoque para reducir costes de desarrollo sin renunciar a ser parte de la innovación.
Conclusión
Hay avances tecnológicos prometedores en las grandes marcas que les pueden permitir recuperar el tiempo perdido y competir en el ámbito de la electrificación en el que parecen haberse quedado algo rezagados. Hay tiempo, pero la ventana de oportunidad se acorta. Es cierto que aún pueden seguir financiándose de los resultados obtenidos con las tecnologías tradicionales (motores de combustión e híbridos), pero todo apunta a que queda poco para seguir explotando esta tecnología.
A pesar de que la electrificación haya traído coches mecánicamente más sencillos, hay mucho por hacer para optimizar la producción de componentes, como hemos visto con la batería y el motor, o el desarrollo de software o la conducción autónoma. Además, la innovación también atiende a los diferentes usos de la batería de un coche eléctrico después que se retira del vehículo. Hay que mejorar en eficiencia en el reciclaje o en cómo se deshace de las piezas que componen las baterías.
Los fabricantes europeos necesitan recuperar un rol protagonista en la innovación tecnológica en la electrificación, sin esta innovación va a ser muy difícil conseguir que los coches eléctricos tengan unos márgenes operativos suficientes para competir en la que va a ser una industria extremadamente competitiva.